Estaba reunido con sus hermanos,
cuando comenzó a escuchar
el chasquido de las hojas,
que se rompen
ante el peso de unas botas,
pudo sentir el aroma del metal
y sudo frió.
Lo rodearon,
lo tocaron,
pusieron las palmas de sus manos abiertas
sobre él,
y miraron asía arriba,
como buscando su rostro,
lo sentenciaron:
hoy venimos por ti.
Sacaron sus lazos,
sus herramientas,
se preparaban,
mientras el miraba impotente,
suspiraba,
sentía el aire entre sus hojas,
se despedía de los suyos.
¿Qué pensara un árbol
al saber que su hora ha llegado?
¿Qué sentirá cuando la sierra
atraviesa su cuerpo?
El resto de la historia es conocida,
lo atravesaron,
el cayo lento,
murió,
lo partieron en pedazos,
y se lo llevaron.
Antes de irse,
sentenciaron a sus hermanos:
mañana vendremos por otro de ustedes.
no importa si es asia, hacia o hacía... el recorrido de la clorofila se detuvo y, lentamente murio.
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