lunes, 20 de mayo de 2013


Amor de clase


Y cuando digo amor
no me refiero al hecho de andar de la mano siempre
o tener tu foto en mi mesa de noche y suspirara
con guion aprendido, panfletero
sin nada nuevo que decir.

Hablo de algo tan simple
como el segundo en que mi lengua
se desliza en tus labios
y vos saboreas mi beso a ojos cerrados.

Y cuando hablo de clase
no es de plusvalía,
explotados y explotador,
a lo que hago alusión.

Es solo este salón de la universidad
que quién sabe porque razón nos toco compartir
y desde cual consolidamos
esta amistad
que hoy evoluciona
y nos tiene desvelados.

Escribo desde el salón 212
y  quiero dejar constancia
del revoloteo que me causa
observarte desde la irrompible distancia
de cinco escritorios
y la incansable habladuría del catedrático
a la que respondo afirmativamente con la cabeza
sin tener la mínima idea de lo que esta diciendo.

A mi entender
la clase de hoy verso sobre
el caudillismo, el populismo,
estados sudamericanos,
tu olor, tu vientre, la suavidad de tu piel,
lo democrático que fue para mi tu beso,
y el desarrollo cronológico de la noche anterior
la cual, por cierto
no daremos a conocer
Entre los compañeros.

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