Amor
de clase
Y cuando digo amor
no me refiero al hecho de andar de la
mano siempre
o tener tu foto en mi mesa de noche y
suspirara
con guion aprendido, panfletero
sin nada nuevo que decir.
Hablo de algo tan simple
como el segundo en que mi lengua
se desliza en tus labios
y vos saboreas mi beso a ojos cerrados.
Y cuando hablo de clase
no es de plusvalía,
explotados y explotador,
a lo que hago alusión.
Es solo este salón de la universidad
que quién sabe porque razón nos toco
compartir
y desde cual consolidamos
esta amistad
que hoy evoluciona
y nos tiene desvelados.
Escribo desde el salón 212
y quiero dejar constancia
del revoloteo que me causa
observarte desde la irrompible distancia
de cinco escritorios
y la incansable habladuría del
catedrático
a la que respondo afirmativamente con la
cabeza
sin tener la mínima idea de lo que esta
diciendo.
A mi entender
la clase de hoy verso sobre
el caudillismo, el populismo,
estados sudamericanos,
tu olor, tu vientre, la suavidad de tu
piel,
lo democrático que fue para mi tu beso,
y el desarrollo cronológico de la noche
anterior
la cual, por cierto
no daremos a conocer
Entre los compañeros.
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